POESÍA Fragmentaciones | Andrea Rojas Vásquez

BERLIAC

12:45

                                                         Pequeñas maldiciones
                                                         son arrojadas
con furia a través de mis dedos
                                                         y  mi boca.
  La casa está vacía
y el aire se condensa en mis pulmones mientras bebo leche.
 [No hay glorificación en los actos cotidianos]
 pienso.
                                     Entonces guardo mi frasecilla inconexa en mi libro de anotaciones.
                                           -Soy una cazadora de frases-
 me digo.
                                        Acto seguido, me abrazo al lomo oscuro
de un libro del que nada comprendo.
Escribir acerca de escribir
resulta irrisorio.

      Escribir es exhibirse como un muñeco de plástico
   y ser manoseado por niños de manos siniestras
 para no ser comprado.
Pero quién entiende…
Tu texto es muy suave,
me dicen.
Espera un poco
<< lo salpicaré de sangre>>
 respondo.

                                  Me doy autoconsuelo,
                                  mientras tanto mi perro lame su muñón de carne
                                  y me mira a la cara
     buscando todo aquello que no puedo darle.



13:15

Me gustaría poder caminar como la gente
 siendo más animal que gente,
sin rostro,
sin paisaje en la espalda,
sin membrete ni aparente esperanza.
                                         Me gustaría caminar despacito, sola.
 Vacía
y sola.



14:55

Cuando se me quite
la costumbre de andar envejeciendo,
cuando deje de pensar en los hijos
que no vendrán y en el gato
que no tendré,
                                                      mi predilección será
mirar complacida
 la caída del agua de la llave
en la fuente.



15:00

A través de los nuevos lentes
veo delatada mi adultez.
Los rostros:
manchas desencajadas
y sin cuerpo,
transitan menos grises por las calles.

Pero la ciudad sigue siendo gris.
Y el humo negro de las fotografías
 inmuta pero no detiene
el fluir de la muerte.
 [Eres destructiva]
sentencia la voz de quien ha parido
mi vida para ser  una metáfora funesta.



16:00

 Una dosis de café amargo
despierta mi pulsión animal más recurrente:
la huida.
                                                                             Pienso en irme.
Luego pregunto a dónde
y guardo silencio.


16:16

Esta es una época de desencuentros
y te pido que me abandones
creo que la soledad que me concederá un rostro propio.

/
m i s l u c e s
 n o e n c i e n d e n




Andrea Rojas Vásquez (Loja, 1993). Escribe desde el día en que una maestra le preguntó quién era y no supo responder. No tiene ninguna publicación previa. Actualmente trabaja en sobrevivir al caos para hacer nacer su obra. Tiene como predilección los placeres de la cotidianidad como por ejemplo: quedarse en pijama o remojar el pan en café con leche. Nació desprovista de nombre, de rostro, de tiempo. Por eso escribe. Siendo oscuridad, las palabras son ángulos de luz. Escribir es la única forma en la que consigue reflejarse. 


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