POESÍA Si tan sólo fuéramos pájaros | Daniel Poot Fuentes




LAS GANAS DE NUNCA PODER OLVIDARSE

Hay un pequeño corazón
en cada parte de nuestro cuerpo,
dentro
tenemos un reloj de caoba
siempre retumban sus engranes
cuando empiezan a entristecer,
cada vez que sienten como
palmeras golpeadas
por
tormentas
y luego regresan a estar erguidas
a sólo bailar con el aliento.
Hay un pequeño corazón
en nuestro espíritu
dentro tiene sólo tiempo
y corre como un río
transmuta a la superficie,
todos pueden verlo
tocarlo, lamer,
susurrarle al oído.
Hay un pequeño reloj
en nuestro cuerpo
que suele darle cuerda
la humanidad
ahogan con tiempo,
voces guardadas
de secretos a penas dichos,
las suaves manos que lo
palpitaron
estremecen a
los corazones pequeños
que empieza a soltar
cada parte de nuestro
cuerpo
dejarlo morir
llevado por una línea de
polvo
barrido por el soplido
de alguien que
alguna vez
nos
Amó.


INTERPRETACIÓN DE DISIPACIÓN ENTRE LOS SERES O DE SÍ MISMO

Convertirnos en silencio y despellejarnos
Pies de cáscara reseca
de nuestros sueños enmudecidos
Tocarnos como al sobrevivir del engaño de la muerte
buscar nuestro aliento hasta extinguirse

Una sábana de aire que nos engaña
mirarnos hasta encontrar la verdad
Espasmos que brillan
como el dolor de un sueño interrumpido
Pretender para acercarnos a la inconsciencia
Adentrarnos a la falsa ilusión

Arrancarnos la lengua para que nadie
tenga que irse
Ahuyentar las horas a donde circulan
las luces de afuera
mancharnos con esa ira de inconformidad
Jugar con nuestra saliva a que reconstruya
un beso
alejarse con el final indescifrable

El lenguaje del corazón interactuando en el alma
mengua en la oscuridad de la sangre
dudar arrepentirse mientras el día se funde
en el lago de nuestras infinitas desgracias

Abrazarnos y curarla, curar la lepra
reconocer que hay que permanecer ciegos
Momentos en la que reina la nada
dejar que los grillos sustituyan nuestras palabras
y muriéndose uno por uno
podamos desvanecernos al último instante
comenzando a ser nada, sabiendo nada
hasta que cada uno despierte con un látigo infernal.


Y NOS MUDAMOS A LA TIERRA

Si tan sólo los árboles no hubieran
dejado caer sus hojas
y hasta la más seca
se elevara para posarse
como mariposa
de nuevo
en cada rama

Si tan sólo las nubes
nos hubieran perseguido
a todos los cielos
que cabalgan el mundo
cielos conquistados y ajenos  hubieran
manifestado
jugando a Dios
para nunca abandonarnos

Si tan sólo fuéramos pájaros
Insecto, o algún halcón
y volver al nido del tiempo
Si tan sólo hubiéramos sido
todos los animales
y que la consciencia
nunca hubiera hecho rendirnos

Si tan sólo no se moviera el caos,
que horas cayeran muertas
y los minutos como si se tratara de un
suicidio
decidieran abandonar a los segundos
juntos escapar del juego del reloj
libres sin jaulas quien los bautice

Si tan sólo ambulancias en rojo palpitaran
que las paredes se atraparan en su eco
Si tan sólo el silencio hubiera
triunfado
de un golpe las bocas callaran
Si tan sólo nuestros dedos
Imitaran escurrida gota
la circulación del instante
no se hubiera desangrado

Si tan sólo la música de la lluvia
nos hubiera dormido
fuéramos  ríos
abismo de los litorales
mar gimiendo por el viento sucumbido
lágrimas de arcángeles cantando el presagio
de los pecadores
si tan sólo hubiéramos sido el agua
con que evolucionó la vida

                                           Gélida calma
mientras espejos nadan en las calles
semáforos inertes en una neblina pésima
pasos             pasos     sellando la arena
ira marchitada hasta mudarse en pétalos caídos
saliva seca para ser muralla de las
hormigas
Si tan sólo los cuerpos pudieran
estar en dos lugares al mismo tiempo
como los átomos
y a la vez en otra parte
si tan sólo me hubiera permitido
esconderte entre las manos
soplarte partículas de mí
Si tan sólo hubiera muerto hace ya años

Si tan sólo el Sol se hubiera escondido
entre la oscuridad del cosmos
y la Luna destellando
reflejara cuerpos ensombrecidos
para que nunca amaneciera
que los días no se levantaran
que la orgía de la tarde gima y nos
adormezca

                                        Noche
Siempre una noche
Miramos a la ventana
para adivinar cuánto nos queda
Hay una mano en nuestro infierno
convierte en estatuas las horas
Si tan sólo hubiéramos nacido
de otros vientres, de otros siglos
de otro invierno
y mudar              mudar
hasta vencer al tiempo
hasta explotar como dos migajas
y crear
el universo.



Daniel Poot Fuentes (Mérida, Yucatán, 1995). Terminó estudios en literatura en la institución Cedart Ermilo Abreu Gómez. Ha participado en diversas áreas artísticas desde cortometrajes a música. Ha publicado en revistas literarias como Factum y Delatripa, narrativa y algo más. Participó en lectura de sus poemas en el primer encuentro de Jóvenes artistas de la ciudad de Mérida, Yucatán.


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